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Controvertida novela de suspenso sobre Federico García Lorca
Federico ¿Gótico?
Su dilema político y existencial
De la serie Ensayos sobre Federico García Lorca
Copyright © TecniKavege Editions. c.a.
(3:30 minutos de lectura)
Federico, a solo siete años de su muerte, entra en un estado depresivo grave, tal vez anticipatorio de ella, que la historia ha atribuido a un desengaño amoroso de una relación homosexual. Sin embargo, en aquellos tiempos, ese no podía ser considerado un estado de ánimo individual... Y es que muchos temían el inminente fin del mundo debido a la violencia y profunda inestabilidad que había hecho presa de Europa, provocada por los asesinatos de príncipes y de reyes y la caída de no pocos imperios —austrohúngaro, turco-otomano, ruso, alemán y español—. Lo cierto es que era horror —y no una depresión— lo que acongojaba a casi todo el continente… Puede que muchos también intuyesen el equidistante punto de inflexión en el que se encontraban, entre las muy sangrientas Primera y Segunda Guerras Mundiales… Y es en esos momentos en los que viaja el poeta a los Estados Unidos de América en busca de algún asidero emocional… Busca tal vez en aquel país sorprendentemente democrático la nueva cosmovisión en la que todos serían iguales y felices que sustituiría a las monarquías caídas. E irónicamente, es nada menos que Nueva York con su Gran Depresión, quien le da la bienvenida —la crisis económica y financiera del año 1929—. Llega el poeta justo al corazón agonizante de aquel coloso de democracia y de igualdad y horrorizado ante la ausencia de perspectivas, cree observar los estertores previos a su muerte... Y es que no solo ha tenido que estar informado de los empresarios y banqueros arruinados que día a día saltaban por las ventanas de los edificios o a los rieles de los trenes, sino de la inmensa cantidad de campesinos que habiendo migrado a la ciudad, habían perdido sus empleos en las fábricas arruinadas, luego de haber perdido su hogar, su trabajo y su familia a causa de la grave crisis de la agricultura que había antecedido a la crisis financiera. Escenario de pesadilla que la historia ha recogido con creces que, sin embargo, ha podido ayudar a Federico. Particularmente, la voluntad férrea con la que tales campesinos continuaban —sin descanso ni tregua—renovando sus votos a favor de la perfección, haciéndole caso omiso al aterrador entorno, con una estricta seriedad y reserva carente de humor, que resulta bien ilustrada en la imagen de sus vecinos pintada por Grant Wood (1891-1942). El icónico cuadro del gótico americano con los claros cielos limpios, los arboles
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bien torneados y la perfecta cuadratura de la iglesia de madera… El mismo que muestra un cuello impecablemente blanco y bien planchado con un costoso broche antiguo ubicado justo en todo el centro. Y es que hasta el overol de trabajo del campesino luce perfecto en su pulcritud… Otros, sin embargo, podrían argumentar justo lo contrario. Podrían sostener que el lado oscuro de aquellas perfectas almas puritanas que, con sus ideas fijas en la salvación a través del trabajo arduo y de las buenas obras, supieron durante largos siglos beneficiarse del comercio con esclavos, solo habría podido aumentar su depresión. Un lado oscuro casi siniestro que es como interpretan a la horqueta en manos de aquel campesino que se asemeja a un clérigo. Ven a esa horqueta como un instrumento que, con sus agudas puntas, ha podido servir para trinchar la cabeza de algún negro o indio huidizo y que echa por tierra la tesis de la democracia e igualdad… Opiniones contrapuestas que sólo esperan la suya. ¿Pudo Federico haber regresado restablecido de su viaje a los Estados Unidos de América?
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