Hubiesen muerto de igual forma y en las mismas fechas dos de los grandes poetas y dramaturgos que, habiendo nacido el mismo año y muerto el mismo mes, cometieron el mismo crimen… condenar a la estética y al teatro burgués. Ese fue su muy grave delito, optar por formas más genuinas de expresión que pudiesen reflejar la vida de su querido pueblo. Pero el alemán Bertolt Brecht (1898-1956) huyó muy a tiempo de las garras del fascismo intemperante, mientras que Federico García Lorca (1898-1936) no solo no huyó, sino que optó por “refugiarse” en el “ojo del ciclón”, habiendo sido atrapado por las afiladas garras y luego fusilado. Su muerte ha podido ser cantada con una típica “murder ballad", melodía medieval que informaba sobre los asesinatos y sus ejecutores, que fue usada por Brecht para cantarle a Mack el Navaja, su personaje central en su obra La ópera de los tres centavos estrenada en Berlín en el año 1928. Lo cierto es que la intemperancia extrema proyectó a Federico García Lorca a escala universal, al igual que al Mack el Navaja de Brecht, que antes de que cayera la República de Weimar en manos de los nazis ya se había traducido a 10 idiomas y se había reproducido por lo menos 10 mil veces, siendo hoy un standard del jazz que ha sido interpretado por los grandes de todos los tiempos, como Frank Sinatra, Louis Armstrong, Ella Fitzgerald y en español, Rubén Blades (1948-).