Tutankamón - Faraón de Egipto - ... o la negación del selfie
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Tutankamón era la “vívida imagen” del dios sol —el centro del universo— según lo dispuso su padre al darle un nombre con tal significado, obligando a los egipcios a adorarlo como su única deidad. Subió al trono a la edad de 9 años en 1333 a. de Cristo y murió a los 19, momento en que sus rayos luminosos fueron confinados en un sepulcro subterráneo en la antigua ciudad faraónica de Luxor. Pero era una luminosidad imposible de ocultar y sus rayos se fueron abriendo paso durante casi 3.000 años por los múltiples pasadizos subterráneos recubiertos de gruesa y pesada piedra hasta lograr encandilar a los humanos habitantes del siglo XX d. de Cristo. ¡Extraordinaria magnificencia eterna! Howard Carter (Reino Unido, 1874) atraído por aquel resplandor cavó en la reseca tierra hasta encontrar al faraón recubierto de oro macizo ubicado en el centro de un altar recubierto de oro martillado. Muchos eran los oficiales momificados que lo acompañaban también recubiertos de oro macizo y muchas joyas y alhajas formaban un ajuar funerario completo preparado para para vivir en el Más Allá cómoda y apaciblemente por toda la eternidad. Joyas magnificentes y utensilios de uso cotidiano. Bandejas repletas de manjares. Amuletos, armas y sirvientes para asegurar su seguridad y máxima comodidad. Y en el siglo XXI, esa luminosidad se sigue observando en el mundo entero desatando la idolatría de un grupo de música rock, por lo que Tutankamón se ha visto en la necesidad de viajar de país en país junto con sus posesiones personales acompañado por los oficiales del Ministerio de Turismo y Obras Históricas de Egipto y de muchos otros oficiales encargados del manejo y adecuada exhibición de "Tesoros de Tutankamón". Extraordinaria proyección personal en la que no sólo no participó la tecnología actual de las comunicaciones y tampoco parece haber participado un ego narcisista del muy famoso rey Tut.
Berlín, septiembre 2022
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